Los «frutos» son perfecciones que forma en nosotros el Espíritu Santo como primicias de la gloria eterna. La tradición de la Iglesia enumera doce.
LOS FRUTOS DE CARIDAD, DE GOZO Y DE PAZ.
Caridad: El acto de amor de Dios y del prójimo.
Gozo espiritual: El que nace del amor divino y bien de nuestro prójimo.
Paz: Una tranquilidad de ánimo, que perfecciona este gozo.
Estos tres frutos están unidos y se derivan naturalmente uno del otro. La caridad o el amor ferviente nos da la posesión de Dios; el gozo nace de esa posesión de Dios, que no es otra cosa que el contento que se encuentra en el goce del bien poseído. La paz mantiene al alma en la posesión de la alegría contra todo lo que es opuesto.
La caridad es el primero entre los frutos del Espíritu Santo, porque es el que más nos acerca a la verdadera y eterna felicidad y el que nos da un goce más sólido y una paz más profunda.
LOS FRUTOS DE PACIENCIA Y MANSEDUMBRE.
Paciencia: Sufrimiento sin inquietud frente a la adversidad; moderar los excesos de tristeza.
Mansedumbre: Refrenar la ira y tener dulzura en el trato.
Los frutos anteriores disponen a la persona a la paciencia, mansedumbre y moderación. Es propio de la virtud de la paciencia moderar los excesos de la tristeza, y de la virtud de la mansedumbre moderar los arrebatos de cólera.
La paciencia ve con alegría todo aquello que puede causar tristeza y cuando la paz está bien asentada en el corazón, no le cuesta a la mansedumbre reprimir los movimientos de cólera.
LOS FRUTOS DE BONDAD Y BENIGNIDAD.
Bondad: Dulzura y rectitud del ánimo; inclinación que lleva a ocuparse de los demás y a que participen de lo que uno tiene.
Benignidad: Ser suave y liberal, sin afectación ni desabrimiento. Manejar a los demás con gusto, cordialmente, con alegría.
Estos dos frutos miran al bien del prójimo. La bondad y la inclinación que lleva a ocuparse de los demás y a que participen de lo que uno tiene. No tenemos en nuestro idioma la palabra que exprese propiamente el significado de benígnitas y la palabra benignidad, se usa únicamente para, significar dulzura; y esta clase de dulzura consiste en tratar a los demás con gusto, cordialmente, con alegría.
EL FRUTO DE LONGANIMIDAD
Longanimidad o Perseverancia: Firmeza del ánimo en sufrir, esperando los bienes eternos. Impide el aburrimiento o la pena que provienen del deseo del bien que se espera o de la lentitud y duración del bien que se hace, o del mal que se sufre y no de la grandeza de la cosa misma o de las demás circunstancias.
EL FRUTO DE LA FE.
Fe: Exacta fidelidad en cumplir lo prometido.
La fe como fruto del Espíritu Santo, es cierta facilidad para aceptar todo lo que hay que creer, firmeza para afianzarnos en ello y seguridad de la verdad que creemos.
Algunos entienden por la palabra fides, la fidelidad, la constancia en mantener las promesas hechas; otros, la facilidad para creer todo lo que se refiere a las cosas humanas, sin, dejarse llevar por desconfianzas mal fundadas, por sospechas y juicios temerarios.
LOS FRUTOS DE MODESTIA, DE TEMPLANZA Y DE CASTIDAD.
Modestia: La que modera y regula en el hombre sus acciones, palabras, sus gestos.
Templanza o Continencia: La que modera los deleites de los sentidos.
Castidad: La que refrena los deleites impuros.
La modestia es bastante conocida como virtud. Regula los movimientos del cuerpo, los gestos y las palabras.
Las virtudes de templanza y castidad atañen a los placeres del cuerpo, reprimiendo los actos ilícitos. La templanza refrena la desordenada afición de comer y de beber, impidiendo los excesos que pudieran cometerse; la castidad regula el uso de los placeres de la carne
que buena pagina
es cierto
es bueno dedicarce a una religion gracias a esta pagina nos podemos informar mas
espero que cumplan estos frutos del espiritu santo dediquence mas a su religion y recen mucho por su familia y por ustedes
gracias por sus enseñanzas, unámonos en oración.
esta pagina esta re buena
gracias a esta pagina muchas personas dejan de aser cosas malas y le ayuda mucho para tareas u otras cosas